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MISTERIOS GOZOSOS
(se reza los lunes y sábados)
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1. La Anunciación – del Ángel a María
(Lc 1, 26-38) Estando ya Elizabet en su sexto mes, envió Dios al Ángel Gabriel a Nazaret ciudad de Galilea. A una virgen desposada con cierto varón de la casa de David, llamado Joseph, y el nombre de la Virgen era María. Y habiendo entrado el Ángel a donde ella estaba, le dijo: Dios te salve ¡oh llena de gracia! El Señor es contigo: bendita tú eres entre todas las mujeres. Al oír tales palabras la Virgen se turbó, y se puso a considerar qué significaría una tal salutación. Mas el Ángel le dijo: ¡Oh María! no temas, porque has hallado gracia en los ojos de Dios: Sábete que has de concebir en tu seno, y parirás un hijo, a quien pondrás por nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo, al cual el Señor Dios dará el trono de su padre David: y reinara en la casa de Jacob eternamente. Y su reino no tendrá fin. Pero María dijo al Ángel: ¿Cómo ha de ser eso? pues yo no conozco ni jamás conoceré varón alguno. El Ángel en respuesta le dijo: El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra o fecundara. Por cuya causa el fruto santo que de ti nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y ahí tienes a tu parienta Elizabet, que en su vejez ha concebido también un hijo: y la que se llamaba estéril, hoy cuenta ya el sexto mes: Porque para Dios nada es imposible. Entonces dijo María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y en seguida el Ángel desapareciendo se retiró de su presencia. ![]()
2. La Visitación – de María a Santa Isabel
(Lc 1, 39-45) Por aquellos días partió María y se fue apresuradamente a las montañas de Judea a una ciudad de la tribu de Judá: Y habiendo entrado en la casa de Sacarías, saludó a Elizabet. Lo mismo fue oír Elizabet la salutación de María, que la criatura o el niño Juan dio saltos de placer en su vientre: y Elizabet se sintió llena del Espíritu Santo: Y exclamando en alta voz, dijo a María: Bendita tú eres entre todas las mujeres, Y bendito es el fruto de tu vientre. Y ¿de donde a mí tanto bien que venga la madre de mi Señor a visitarme?. Pues lo mismo fue penetrar la voz de tu salutación en mis oídos, que dar saltos de júbilo la criatura en mi vientre. ¡Oh bienaventurada tú que has creído! porque se cumplirán sin falta las cosas que se te han dicho de parte del Señor. ![]()
3. El Nacimiento – de Jesús
(Lc 2, 1-7) Por aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, mandando empadronar a todo el mundo. Este fue el primer empadronamiento hecho por Cirino que después fue gobernador de la Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a la ciudad de su estirpe. José pues, como era de la casa y familia de David, vino desde Nazaret ciudad de Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en Judea, Para empadronarse con María su esposa, la cual estaba en cinta. Y sucedió que hallándose allí, le llegó la hora del parto. Y parió su Hijo primogénito, y le envió en pañales, y le recostó en un pesebre porque no hubo lugar para ellos en el mesón. ![]()
4. La presentación –de Jesús en el Templo
(Lc 2, 22-24) Cumplido asimismo el tiempo de la purificación de la madre, según la Ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén, para presentarle al Señor, Como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón que nazca el primero, será consagrado al Señor: Y para presentar la ofrenda de un par de tórtolas, o dos palominos, como está también ordenado en la Ley del Señor. ![]()
5. El niño Jesús perdido y hallado en el Templo
(Lc 2, 41-50)
Iban sus padres todos los años a Jerusalén por la fiesta solemne de la Pascua. Y siendo el niño ya de doce años cumplidos, habiendo subido a Jerusalén según solían en aquella solemnidad, Acabados aquellos días, cuando ya se volvían, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que sus padres lo advirtiesen. Antes bien persuadidos de que venía con alguno de los de su comitiva, anduvieron la jornada entera buscándole entre los parientes, y conocidos. Más como no le hallase, retornaron a Jerusalén, en busca suya. Y al cabo de tres días de haberle perdido, le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores; que ora los escuchaba, ora les preguntaba. Y cuantos le oían quedaban pasmados de su sabiduría, y de sus respuestas. Al verle pues sus padres, quedaron maravillados. Y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? Mira como tu padre y yo llenos de aflicción te hemos andado buscando. Y él les respondió: ¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabíais que yo debo emplearme en las cosas que miran al servicio de mi Padre? Más ellos por entonces no comprendieron el sentido de la respuesta. | ||||
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