Portal del Poder de Dios

Si buscas hosting web, dominios web, correos empresariales o crear páginas web gratis, ingresa a PaginaMX
Por otro lado, si buscas crear códigos qr online ingresa al Creador de Códigos QR más potente que existe






"Dios te ilumina"
"Bendito seas y glorificado siempre señor"
 

LA BIBLIA EN LA VIDA DEL HOMBRE
una palabra de luz y consuelo

 
 

 
SI TE VAS A CASAR 1ra. PARTE

LIBRO DE TOBÍAS.
ADVERTENCIA

TOBÍAS, varón santísimo, judío de la Tribu y ciudad de Neftalí, fue llevado cautivo a Nínive con los demás israelitas por Salmanasar, rey de Asiria, unos setecientos años antes de Jesucristo. Casi todos los expositores coinciden en que los dos Tobías, padre e hijo, fueron los que dejaron escrito este libro, al cual por complemento de la historia añadió Esdras (como opinan algunos) u otro, los dos últimos versos. Como en el antiguo Canon de los Libros Sagrados, que tenían los judíos, no se comprendían sino Libros Santos escritos en hebreo, y esta historia fue escrita en lengua caldea que era la del país en que vivía Tobías, y de la cual la tradujo al latín San Gerónimo (Epist. Ad. Crom.). Por eso no estaba este libro en el antiguo catálogo de las Escrituras Sagradas que tenían los judíos. Y de aquí tomaron pretexto algunos protestantes para mirarlo como apócrifo, a pesar de que generalmente judíos y cristianos de todos tiempos la han tenido todos por una historia verdadera y de grande edificación. La citaban ya como Escritura Santa San Policarpo, discípulo de los Apóstoles, San Ireneo, Clemente Alejandrino, Orígenes, San Cipriano, San Basilio, San Ambrosio, San Hilario, San Gerónimo, San Agustín y otros. Y desde el siglo IV la vemos puesta en el catálogo de los Libros Sagrados por un concilio de Hippona, y por el tercero de Cartago.
En los dos Tobías tenemos un perfecto retrato de dos justos, hijos de Abraham, aun más según el espíritu que según la carne se hicieron dignos por su fe y por sus costumbres de ser contados entre los santos, que antes de la venida del Mesías vivieron ya como si perteneciesen a la nueva Ley.
En Tobías el padre brilla extraordinariamente por la fe en las divinas promesas, el espíritu de oración, el desprendimiento de los bienes terrenos, la más tierna caridad para con el prójimo, una paciencia heroica en las aflicciones, la firme esperanza en Dios y un santo anhelo de agradarle en todas sus acciones. Atribulado por Dios con el destierro, la pobreza y la pérdida de la vista, teniendo que sufrir de sus mismos amigos y hasta de su propia mujer, perseguido de muerte por un príncipe cruel y violento, nunca se disminuye su fe ni su constancia, y por eso lo premia Dios revelándole sucesos futuros que lo llenan del más suave consuelo. Ve en espíritu aquella nueva Jerusalén, de la cual era ya ciudadano y en la cual debían reunirse gentes de todas las naciones y ante cuyo rey doblarían la rodilla los reyes de la tierra; ve la gloria que tendrá en este mundo la nueva Sión y sus eternos triunfos en el cielo, donde, unida para siempre a su divina cabeza Jesús-Cristo, le cantará eternas aleluyas. Adoctrinado por tal padre el joven Tobías,  animado con tales ejemplos, se hace luego un completo y acabado modelo de un buen hijo, un dechado de piedad, de castidad y de todas las virtudes. Y ¿qué diremos de la joven Sara, probada por Dios con tan terribles e inauditas tribulaciones? ¡Qué sentimientos de sólida piedad! ¡Qué pureza de corazón! ¡Qué inocencia de costumbres! ¡Qué viva fe y qué esperanza tan firme se manifiesta en su tiernísima oración! Digna era por cierto de ser guardada para esposa del joven Tobías, conforme a aquella sentencia del Sabio: De los padres vienen la casa y los bienes, pero Dios es muy especialmente el que da la mujer prudente (Prov. XIX, v. 14). Los Cristianos, al leer en este libro los documentos y ejemplos de la más sublime perfección evangélica, deben acordarse de que, según dice San Pablo: Todo cuando se halla escrito en las Escrituras, fue escrito para su enseñanza;  y por lo mismo, después de haber alabado a Dios porque les preparó este tesoro de instrucciones, deben pedirle humildemente la gracia de saber aprovecharse de ellas. 





LIBRO DE TOBÍAS.
CAPÍTULO PRIMERO

Tobías en su cautiverio es fiel a la Ley de Dios y da a su hijo una santa educación. Es bien visto del rey Salmanasar, que consuela y socorre a sus hermanos cautivos. Lo persigue después Senaquerib porque daba sepultura a los que él hacía matar.

 
1.Tobías , de la tribu y de la ciudad de Neftalí (situada en la Galilea superior, sobre Hasor, detrás del camino que va hacia el poniente, y tiene a la izquierda la ciudad de Saphet),

2.Habiendo sido cautivado en tiempo de Salmanasar, rey de los Asirios, sin embargo por hallarse en cautiverio no abandonó la senda de la verdad*:

3.De suerte que de todo lo que podía haber daba cada día parte a sus hermanos cautivos de su linaje o nación:

4.Y siendo de los más jóvenes entre todos los de la tribu de Neftalí, nada mostró de pueril en sus acciones.

5.En fin, cuando todos* iban a adorar los becerros de oro que habían hecho Jeroboam, rey de Israel, solo él huía de la compañía de los demás;

6.Y se iba a Jerusalén al templo del Señor, donde adoraba al Señor Dios de Israel, ofreciendo fielmente todas sus primicias y sus diezmos.

7.De suerte que cada tercer año daba a los prosélitos y a los forasteros toda la décima a ellos destinada*.

8.Estas y otras cosas semejantes al tenor de la Ley de Dios observaba desde jovencito,

9.Y cuando fue ya hombre hecho se casó con una mujer de su tribu llamada Ana, de la cual tuvo un hijo, a quien puso su mismo nombre.

10.Y le enseño desde la niñez a temer a Dios y a guardarse de todo pecado.

11.Cuando fue después llevado cautivo con su mujer e hijo y toda su tribu a la ciudad de Nínive,

12.Aunque todos los demás comían de las viandas de los Gentiles, Tobías guardó pura su alma sin contaminarse jamás con sus manjares prohibidos.

13.Y porque tuvo presente al Señor y lo amó con todo su corazón, lo hizo Dios grato a los ojos del rey Salmanasar,

14.El cual le dio permiso para ir a donde quisiese y hacer cuanto gustase.

15.Por eso salía a visitar a todos los cautivos y les daba consejos saludables,

16.Como cuando llegó a Ragues, ciudad de la Media, y se hallase con diez talentos de plata procedentes de las dádivas que había recibido del rey*;

17.Viendo entre la mucha gente de su nación a Gabael de su misma tribu, el cual padecía necesidad, la dejó prestada, mediante un recibo de su mano, la susodicha suma de dinero.

18.Al cabo de mucho tiempo, muerto el rey Salmanasar, habiéndole sucedido en el reino su hijo Senaquerib, que aborrecía de muerte a los Israelitas, 
 
19.Visitaba Tobías cada día a los de su parentela, los consolaba y le repartía a cada uno, según alcanzaban sus fuerzas, una porción de sus bienes.

20.Daba de comer a los hambrientos, vestía a los desnudos y tenía mucho cuidado de dar sepultura a los que habían fallecido o habían sido muertos.

21.Finalmente, al volver fugitivo de Judea el rey Senaquerib, por causa del azote que había Dios descargado sobre él por sus blasfemias, como enfurecido matase a muchos de los Israelitas, Tobías sepultaba sus cadáveres.

22.Lo que habiendo llegado a oídos del rey, mandó quitarle la vida y confiscarle todos los bienes.

23.Tobías empero, despojado de todo, huyendo con su mujer e hijo se estuvo oculto porque había muchos que lo querían.

24.Pasados cuarenta y cinco días, asesinaron* al rey sus propios hijos,

25.Con lo que Tobías volvió a su casa y recobró todos sus bienes.

 
CAPÍTULO II-2
Tobías, fatigado por dar sepultura a los muertos, queda ciego como prueba de su virtud. Injuriado por su mujer y sus amigos sufre sus insultos, a imitación de Job, con suma paciencia.

 
1.Después de esto, un día festivo del Señor, en que estaba dispuesta una buena comida en casa de Tobías,

2.Dijo este a su hijo: Anda y trae acá algunos de nuestra tribu, temerosos de Dios, para que coman con nosotros.

3.Habiendo él ido, le contó a la vuelta cómo uno de los hijos de Israel, que había sido degollado, estaba tendido en la plaza. Y al instante, levantándose de la mesa y dejando la comida, corrió, antes de probar bocado, donde estaba el cadáver;

4.Y cargando con él lo llevó secretamente a su casa para darle sepultura a escondidas, después de puesto el sol.

5.Ocultando el cadáver se puso a comer llorando y temblando.

6.Al acordarse de aquellas palabras que dijo el Señor por el profeta Amós*: Vuestros días festivos se convertirán en lamentos y lloros,

7.Puesto ya el sol, fue y le dio sepultura.

8.Pero todos sus parientes le decían: Ya por esta causa se dio la orden de quitarle la vida, y a duras penas escapaste de la sentencia de muerte; ¿y vas nuevamente a enterrar los cadáveres? 
 
9.Pero Tobías temiendo más a Dios que al rey, robaba los cadáveres de los que habían sido muertos, los escondía en su casa y a media noche los enterraba.

10.Sucedió, pues, que un día volviendo a su casa fatigado de enterrar se echó junto a la pared y se quedó dormido.

11.Y estando durmiendo le cayó de un nido de golondrinas estiércol caliente sobre los ojos que lo cegó.

12.Mas el Señor permitió que le sobreviniese esta prueba o aflicción con el fin de dar a los venideros un ejemplo de paciencia, semejante al del Santo Job.

13.Porque, en efecto, como desde su niñez vivió siempre en temor de Dios y guardó sus mandamientos, no se quejó contra Dios por la desgracia de la ceguedad que le envió,

14.Si no que permaneció firme en el temor de Dios, dándole gracias todos los días de su vida.

15.Y al modo que los reyes o poderosos insultaban al santo Job*; así a Tobías le reprochaban su modo de vivir los parientes y deudos diciéndole:

16.¿Dónde está tu esperanza por la cual hacías limosnas y entierros?

17.Tobías empero los reprendía, diciendo: No habléis de esa manera,

18.Puesto que nosotros somos los hijos de los santos Patriarcas, y esperamos aquella vida que ha de darnos Dios a los que siempre conservan en Él su fe.

19.Entre tanto Ana su mujer iba todos los días a tejer y traía el sustento que podía ganar con el trabajo de su mano*:

20.Y así fue que recibiendo un cabrito de leche lo trajo a su casa,

21.Cuyo balido, cuando lo oyese su marido, dijo: Mirad que no sea acaso hurtado, restituidlo a sus dueños, porque no nos es lícito el comer ni tocar cosa robada.

22.A lo que su mujer, irritada, respondió: Bien claro es que ha salido vana tu esperanza y ahora se ve el fruto de tus limosnas.

23.Y con estas y otras palabras lo reprochaba. 


CAPÍTULO III-3
Oración al Dios de nuestros padres del afligido Tobías. Sara, hija de Ragüel, ora y ayuna tres días, por lo cual Dios envía para consolarnos al Angel Rafael.

 
1.Entonces Tobías prorrumpió en gemidos y empezó a orar con lágrimas,

2.Diciendo: Justo eres, Señor, y justos son todos tus juicios y todas tus sendas no son más que misericordia, verdad y justicia.

3.Ahora, pues, Señor, acuérdate de mí y no tomes venganza de mis pecados, ni refresques la memoria de mis culpas ni de las de mis padres.

4.Porque no obedecimos a tus mandamientos, por eso hemos sido saqueados y conducidos a la esclavitud y a la muerte, y hemos venido a ser fábula y el escarnio de todas las naciones, entre las cuales nos has dispersado.

5.Grandes son al presente, Señor, y terribles tus juicios, porque nosotros no ponemos en obra tus preceptos ni procedemos sinceramente delante de ti.

6.Y ahora, oh Señor, haz de mí lo que fuere de tu agrado, y manda que sea recibido en paz mi espíritu porque ya mejor me es morir que vivir.

7.En aquel mismo día sucedió que Sara, hija de Ragüel, no estaba en Rages* ciudad de la Media, fue ultrajada por una de las criadas de su padre

8.Porque había tenido siete maridos, y un demonio llamado Asmodeo les había quitado la vida el tiempo de querer acercarse a ella.

9.Reprendiendo pues a la muchacha por alguna falta ésta le replicó diciendo: Nunca jamás veamos entre nosotros sobre la tierra hijo  ni hija nacida de ti, homicida que has sido ahogadora de tus siete maridos.

10.¿Quieres tú acaso matarme también a mí, como ya has hecho con tus siete maridos? A estas voces se retiró Sara al cuarto más alto de su casa y pasó tres días y tres noches sin comer ni beber,

11.Sino que perseverando en oración suplicaba a Dios con lágrimas que la librase de esta infamia.

12.Al fin pues de tres días, concluida su oración, bendiciendo al Sdñor,

13.Les dijo: Bendito sea tu Nombre, oh Dios de nuestros padres, que después de tu enojo usas de misericordia y en el tiempo de la tribulación perdonas los pecados a los que te invocan.

14.A ti, Señor, vuelvo mi rostro, en ti fijo mis ojos,

15.Te ruego, oh Señor, que me desates o libertes del lazo de esta ignominia, o a lo menos me saques de este mundo.

16.Tú sabes, Señor, que nunca he deseado ningún hombre y que he conservado mi alma limpia de toda concupiscencia.

17.Jamás me acompañé con gente licenciosa ni tuve trato con los que se portan livianamente.

18.Que si consentí en tomar marido fue en tu santo temor y no por un afecto sensual y liviano.

19.Así que, o yo fui indigna de ellos o ellos quizá no fueron dignos de mí, porque tal vez tú me has reservado para otro esposo 
 
20.Porque no está al alcance del hombre el penetrar tus designios,

21.Lo que tiene por cierto cualquiera que te adora y sirve, es que si su vida saliere aprobada será coronado, y si estuviere en tribulación será librado; y si el azote del castigo descargare sobre él, podrá acogerse a tu misericordia.

22.Porque tú no te deleitas en nuestra perdición, puesto que después de la tempestad das luego la bonanza, y tras de las lágrimas y suspiros infundes el júbilo y la alegría.

23.Oh Dios de Israel, bendito sea eternamente tu santo Nombre.

24.A un mismo tiempo fueron oídas las plegarias de ambos (de Tobías y Sara) en la presencia de la Majestad del soberano Dios.

25.Y así fue despachado por el Señor el santo Ángel Rafael*, para que los libertase a ambos, con las oraciones las cuales habían sido presentadas al mismo tiempo en el acatamiento del Señor.



CAPÍTULO IV-4
Consejos de Tobías a su hijo, demostrándole la eficacia de la limosna, y le informa de los diez talentos de plata prestados a Gabael.

1.Pensando pues Tobías que Dios habría oído la oración que le había hecho para que le sacase de mundo*, llamó cerca de sí a su hijo Tobías

2.Y le dijo: Escucha hijo mío, las palabras de mi boca y asiéntalas en tu corazón, como por cimiento.

3.Luego que Dios recibiere mi alma, entierra mi cuerpo, y honrarás a tu madre todos los días de su vida:

4.Porque debes tener presente lo que padeció y a cuántos peligros se expuso por ti llevándote en su vientre.

5.Y cuando ella haya también terminado la carrera de su vida, la enterrarás junto a mí.

6.Tú empero ten a Dios en tu mente todos los días de tu vida, guárdate de consentir jamás en pecado y de quebrantar los mandamientos del Señor Dios nuestro.

7.Haz limosna de aquello que tengas y no vuelvas tus espaldas a ningún pobre, que así conseguirás que tampoco el Señor aparte de ti su rostro.

8.Sé caritativo según tu posibilidad:

9.Si tuvieres mucho, da con abundancia; si poco, procura dar de buena gana aun de este poco que tuvieres,

10.Pues con eso te atesoras una gran recompensa para el día de los apuros.

11.Por cuanto la limosna libra de todo pecado y de la muerte eterna, y no dejará caer el alma en las tinieblas del infierno:

12.Sino que será la limosna motivo de gran confianza delante del soberano Dios para todos los que la hicieren.

13.Guárdate, hijo mío, de toda fornicación o impureza*, y fuera de tu mujer nunca cometas el delito de conocer a otra. 
 
14.No permitas jamás que la soberbia domine en tu corazón o en tus palabras, porque de ella tomó principio toda especie de perdición.

15.A cualquiera que haya trabajado algo por ti dale luego su jornal, y por ningún caso retengas en tu poder el salario de tu jornalero.

16.Guárdate de hacer jamás a otro lo que no quisieras que otro te hiciese a ti.

17.Come tu pan partiéndolo con los hambrientos y menesterosos, y con tus vestidos cubre a los desnudos.

18.Pon tu pan y tu vino sobre la sepultura del justo*, y no comas ni bebas de ello con los pecadores.

19.Pide siempre consejo al hombre sabio,

20.Alaba al Señor en todo tiempo y pídele que dirija tus pasos y que estén fundadas en él todas tus deliberaciones.

21.Te hago saber también, hijo mío, cómo presté, siendo tú aun niño, diez talentos de plata a Gabael, residenteen Rages ciudad de los Medos, y conservo en mi poder el recibo firmado de su mano.

22.Por tanto procura buscar modo para que vayas allá y recobres de él la sobredicha cantidad de dinero, devolviéndole su recibo.

23.No temas, hijo mío, no te aflijas, es verdad que pasamos una vida pobre, pero tendremos muchos bienes si temiéremos a Dios, huyéramos de todo pecado y obráremos bien.
 

CAPÍTULO V-5
Viaje del joven Tobías a Rages de la Media, en compañía del Ángel Rafael.

1.Entonces respondió Tobías a su padre, diciendo: Haré, oh padre mío, todo lo que me has mandado.

2.Mas no sé cómo he de ir a recobrar ese dinero, si él no me conoce a mí ni yo le conozco a él: ¿qué señas le daré?, cuanto mas que ni aun el camino sé para ir allá.

3.A lo que su padre le contestó diciendo: Tengo en mi poder el recibo de su mano, así que se lo mostrarás y te pagará al instante.

4.Mas ahora anda, y haz diligencia de algún hombre fiel que vaya contigo, pagándole su salario, para que hagas esta cobranza mientras yo vivo todavía.

5.Saliendo pues Tobías de casa, encontró un gallardo joven que estaba ya con el vestido ceñido, y como a punto de viajar.

6.Y sin saber que era un Ángel de Dios, lo saludó y dijo: ¿De dónde eres, buen muchacho?

7.A lo que respondió: De los hijos de Israel. Le replicó Tobías: ¿Sabes el camino que va al país de los Medos?

8.Sí que lo sé, respondió, y muchas veces he andado todos aquellos caminos, y heme hospedado en casa de Gabael, nuestro hermano, que mora en Rages ciudad de los Medos, situada en las montañas de Ecbatana.

9.Le dijo Tobías: Aguárdame, te ruego, mientras doy aviso de todo esto a mi padre.

10.Entró pues Tobías en casa, se lo contó todo a su padre. De lo cual admirado el padre, envió a rogarle que entrase en su casa.

11.Entrado que hubo, saludó a Tobías, diciendo: Sea siempre contigo la alegría. 
 
12.Respondió Tobías: ¿Qué alegría puedo yo tener viviendo en tinieblas y sin ver la luz del cielo?

13.Replicó el joven: Buen ánimo, que no tardará Dios en curarte.

14.Le dijo entonces Tobías: ¿Podrás acaso llevar a mi hijo a casa de Gabael en Ragues, ciudad de los Medos? Yo te pagaré tu salario a la vuelta.

15.Respondió el Ángel: Yo lo llevaré y te lo volveré a traer acá.

16.Le replicó Tobías: Dime, te ruego, ¿de qué familia y tribu eres tú? Y le dijo el Ángel Rafael

17.¿Buscas tú el linaje del jornalero, o la persona del jornalero, que vaya con tu hijo?

18.Mas por no ponerte en cuidado, yo soy Azarías*, hijo de Ananías el grande.

19.Respondió Tobías: Tú eres de una gran familia. Te ruego que no te ofendas, de que haya querido saber tu linaje.

20.Le dijo el Ángel: Yo llevaré sano a tu hijo y sano te lo restituiré.

21.Y tomando la palabra Tobías, dijo: Id en buena hora y que Dios os asista en vuestro viaje y su Ángel os acompañe.

22.Con esto, prevenido todo lo necesario para el viaje, se despidió Tobías de su padre y de su madre y echaron a andar los dos juntos.

23.Apenas partieron, comenzó su madre a llorar y a decir: Nos has quitado y enviado lejos de nosotros el báculo de nuestra vejez.

24.Ojalá que nunca hubiese habido en el mundo tal dinero que ha sido la causa de que alejases a nuestro hijo,

25.Porque nosotros estábamos contentos con nuestra pobreza y teníamos por una gran riqueza el ver a nuestro hijo.

26.Le dijo Tobías: No llores, nuestro hijo llegará salvo y salvo volverá a nosotros, y tus ojos lo verán.

27.Porque creo que el buen Ángel de Dios le acompaña*, y cuida bien de todo lo perteneciente a él, a fin de que vuelva con gozo a nuestra casa.

28.Con estas palabras cesó la madre de llorar y se aquietó. 



CAPÍTULO VI-6
Alentado Tobías por el Ángel, mata un pez que quería devorarle, del cual guarda el corazón y el hígado. Se hospeda en casa de Ragüel y, por consejo del Ángel, le pide para esposa a su hija Sara, a la cual el demonio le había matado siete maridos.

 
1.Partió pues Tobías, al cual fue siguiendo el perro y paró en la primera posada junto al río Tigris.

2.Y habiendo salido para lavarse los pies, hé aquí que saltó un pez disforme para tragársele*.

3.A cuya vista Tobías, despavorido, dio un gran grito diciendo: ¡Señor! ¡que me embiste!

4.Le dijo el Ángel: Agárralo de las agallas y tíralo hacia ti, lo que habiendo ejecutado, lo sacó arrastrando a lo seco y empezó a palpitar a sus pies.

5.Le dijo entonces el Ángel: Desentraña ese pez, guarda su corazón, la hiel y el hígado, pues son estas cosas necesarias para útiles medicinas.

6.Hecho lo cual, asó parte de la carne del pez, que llevaron para el camino; y salaron el resto para que les sirviese hasta llegar a Rages, ciudad de los Medos.

7.Entonces Tobías pregunto al Ángel, diciendo: Dime, te ruego, hermano mío Azarías, ¿para qué remedio serán buenas estas partes del pez, que me has mandado guardar?

8.A lo que respondió el Ángel, y le dijo: Si pusieres sobre las brasas un pedacito del corazón del pez su humo ahuyenta todo género de demonios*, ya sea del hombre, ya de la mujer, con tal eficacia que no se acercan más a ellos.

9.La hiel sirve para untar los ojos que tuvieren alguna mancha, o nube, con lo que sanarán.

10.Le preguntó Tobías al Ángel durante el viaje: ¿Dónde quieres que posemos?

11.Y le respondió el Ángel: Aquí* hay un hombre llamado Ragüel, pariente tuyo, de tu tribu, el cual tiene una hija llamada Sara, ni tiene otro varón ni hembra fuera de ésta.

12.A ti toca toda su hacienda y tú debes tomarla por mujer*:

13.Pídesela pues a su padre y te la dará por esposa.

14.Replicó entonces Tobías y dijo: Tengo entendido que se ha desposado con siete maridos y que han fallecido todos, y aun he oído decir que un demonio los ha ido matando.

15.Temo pues, no sea que también me suceda a mí lo mismo y que siendo yo hijo único de mis padres, precipite su vejez al sepulcro con la aflicción que les ocasionaré.

16.Le dijo entonces el Ángel Rafael: Escúchame, que yo te enseñaré cuáles son aquellos sobre quienes tiene potestad el demonio.

17.Los que abrazan con tal disposición el matrimonio, que apartan de sí y de su mente a Dios, entregándose a su pasión, como el caballo y el mulo que no tienen entendimiento; esos son sobre quienes tiene poder el demonio.

18.Mas tú cuando la hubieres tomado por esposa, entrando en el aposento, no llegarás a ella en tres días y no te ocuparás en otra cosa sino en hacer oración en compañía de ella.

19.En la segunda noche serás admitido en la unión de los santos patriarcas.

20.En la tercera alcanzarás la bendición para que nazcan de vosotros hijos sanos.

21.Pasada la tercera noche, te juntarás con la doncella en el temor del Señor, llevado más bien del deseo de tener hijos que de la concupiscencia; a fin de conseguir en los hijos la bendición propia del linaje de Abraham. 



CAPÍTULO VII-7
Ragüel, por consejo del Ángel Rafael, da por esposa a Tobías su hija Sara. Hecha de escritura del matrimonio se celebra la boda.

 
1.Entraron pues en casa de Ragüel, el cual los recibió con alegría.

2.Luego que Ragüel puso sus ojos en Tobías dijo a Ana su mujer: ¡Cuán parecido es este joven a mi primo hermano Tobías!

3.Dicho esto, les preguntó: ¿De dónde sois, oh jóvenes hermanos nuestros? Somos, le respondieron, de la tribu de Neftalí, de los cautivos de Nínive.

4.Les dijo Ragüel: ¿Conocéis a Tobías mi primo hermano? Le conocemos, respondieron ellos.

5.Y diciendo él muchas alabanzas de Tobías, el Ángel dijo a Ragüel: Ese Tobías de quien hablas es el padre de éste.

6.Entonces Ragüel le echó los brazos, le besó con lagrimas y sollozando sobre el cuello,

7.Dijo: Bendito seas tú, hijo mío, que eres hijo de un hombre de bien, de un hombre virtuosísimo.

8.Asimismo Ana su mujer y Sara, hija de ambos, prorrumpieron en llanto.

9.Después que hubieron conversado, mandó Ragüel matar un carnero y disponer un convite. Y los invitó a sentarse a la mesa,

10.Dijo Tobías: Yo no comeré ni beberé hoy aquí, si primero no me otorgas mi petición prometiendo darme a Sara tu hija.

11.Oída esta propuesta, se conturbó Ragüel, sabiendo lo acaecido a los siete maridos que se habían casado con ella y comenzó a temer no le acaeciese a éste la misma desgracia. Estando pues perplejo y sin darle ninguna respuesta,

12.El Ángel le dijo: No temas dársela, porque a éste que teme a Dios es a quien debe darse tu hija por mujer, que por eso ningún otro ha merecido tenerla.

13.Entonces dijo Ragüel: No dudo que Dios ha acogido mis oraciones y lágrimas en su acatamiento;

14.Y creo que por esto os ha traído a mi casa, a fin de que ésta reciba esposo de su parentela, según la Ley de Moisés. Por tanto no dudes ya de que te la daré.

15.Y cogiendo la mano derecha de su hija, la juntó con la derecho de Tobías diciendo: El Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob sea con vosotros, y él os junte y cumpla en vosotros su bendición.

16.En seguida tomando un pergamino, hicieron la escritura matrimonial,

17.Y después celebraron el convite, bendiciendo a Dios.

18.Llamó Ragüel a Ana su mujer y la mandó que prepárese otro aposento,

19.En el cual introdujo Ana a su hija Sara, que prorrumpió en llanto.

20.Mas Ana le dijo: Ten buen ánimo, hija mía: el Señor del cielo te llene de gozo después de tantos disgustos como has sufrido.



CAPÍTULO VIII-8
Tobías y Sara, instruidos por el Ángel, pasan la noche en oración, sin recibir ningún daño. Se celebra el convite de boda y los padres de Sara señalan a ésta su dote.

 
1.Después de haber cenado, condujeron al joven al aposento de la esposa.

2.Y Tobías, teniendo presentes las advertencias del Ángel sacó de su alforja el pedazo de hígado y el corazón y los puso sobre unos carbones encendidos.

3.Entonces el Ángel Rafael cogió al demonio y lo confinó en el desierto del Egipto superior*.

4.Al mismo tiempo Tobías exhortó a la doncella y le dijo: Levántate Sara y hagamos oración a Dios hoy y mañana, y después de mañana, porque estas tres noches las pasaremos unidos en oración con Dios, y pasada la tercera noche haremos vida marital,

5.Pues nosotros somos hijos de santos y no podemos juntarnos a manera de los gentiles, que no conocen a Dios.

6.En efecto levantándose ambos oraban con mucho fervor para que se dignase Dios conservarlos salvos.

7.Y dijo Tobías: Oh Señor Dios de nuestros padres, los cielos y la tierra te bendigan, y el mar, las fuentes y los ríos, y todas tus criaturas que hay en ellos.

8.Tú formaste a Adán del lodo de la tierra y le diste a Eva por ayuda suya y compañera.

9.Ahora pues, Señor tú sabes que no movido de concupiscencia tomo a esta mi hermana por esposa, sino por el solo deseo de tener hijos que bendigan tu santo Nombre por los siglos de los siglos.

10.Asimismo Sara dijo: Ten misericordia de nosotros, oh Señor, ten misericordia de nosotros y haz que ambos lleguemos sanos a la vejez.

11.Ragüel empero, estando cerca el primer canto de los gallos, mandó llamar a sus criados y fueron con él a abrir una sepultura,

12.Porque decía: Le habrá sucedido lo mismo que a los otros siete maridos que se acercaron a ella.

13.Abierta la fosa, volvió Ragüel a casa y dijo a su mujer:

14.Envía una de tus criadas a ver si ha muerto para enterrarlo antes que amanezca.

15.Envío luego ella una de sus criadas, la cual entrando en el aposento, los encontró sanos y salvos, que estaban durmiendo ambos.

16.Y volvió a dar la buena noticia, con lo que alabaron a Dios, tanto Ragüel como Ana su mujer.

17.Y dijeron alabamos y damos gracias, oh Señor Dios de Israel, porque no ha sucedido lo que temíamos,

18.Sino que has hecho que experimentásemos tu misericordia y has expelido lejos de nosotros el enemigo que nos perseguía, 
 
19.Compadeciéndote de los dos hijos únicos de sus padres. Haz, Señor, que te bendigan ellos más cumplidamente y te ofrezcan el sacrificio de la alabanza por su perfecta salud, para que conozca el mundo todo que tú eres el solo y único Dios en toda la tierra.

20.Al instante mandó Ragüel a sus siervos, que antes que amaneciese terraplenasen la fosa que habían abierto.

21.Y dijo a su mujer que dispusiese un convite y que preparase todas las provisiones necesarias para los caminantes*.

22.Hizo también matar dos vacas gordas y cuatro carneros, convidando a todos sus vecinos y amigos.

23.Después Ragüel hizo jurar a Tobías que se detendría con él dos semanas.

24.De todos sus bienes dio Ragüel la mitad a Tobías, y de la otra mitad declaró, haciendo escritura, heredero para después de muertos él y su mujer, al mismo Tobías.


 
CAPÍTULO IX-9
El Ángel Rafael, a ruegos de Tobías, va a cobrar el dinero de Gabael, a quien trae consigo a la boda.

1.Entonces Tobías llamó aparte al Ángel, a quien tenía él por un hombre y le dijo: Hermano mío Azarías, te pido que oigas mis razones.

2.Aun cuando yo me diese a ti por esclavo no podría pagar tus buenos oficios.

3.Esto no obstante, te suplico, que tomando caballerías y criados vayas a Rages, ciudad de los Medos, a encontrar a Gabael*, y le devuelvas su recibo recobrando de él el dinero y lo convides a venir a mis bodas.

4.Porque bien sabes tú que mi padre está contando los días uno por uno, y si tardó un día más tendré en continua aflicción su alma.

5.Ves asimismo cómo me ha hecho jurar Ragüel, cuyo juramento no puedo yo menospreciar.

6.Entonces Rafael, tomando cuatro criados de Ragüel y dos camellos, p
© 2025 Portal del Poder de Dios