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"Dios te ilumina"
"Bendito seas y glorificado siempre señor"
 

LA BIBLIA EN LA VIDA DEL HOMBRE
una palabra de luz y consuelo



SI TE VAS A CASAR 2DA. PARTE
 
CAPÍTULO X-10
Angustias de Tobías y de Ana por la tardanza de su hijo. Instrucciones que da Ragüel a su hija antes de partir, para que sea una buena madre de familia.

 
1.Mas como se detuviese Tobías por razón de la boda, estaba su padre Tobías preocupado y decía: ¿Cuál será el motivo de la tardanza de mi hijo, o por qué se habrá detenido allí?
2.¿Si habrá muerto tal vez Gabael, y no hay quien le devuelva el dinero?
 
 
3.Con esto empezó a afligirse sobremanera, tanto él como su mujer Ana, y ambos comenzaron a llorar, visto que su hijo no volvía al tiempo señalado.
 
4.Sobre todo su madre inconsolable lloraba amargamente y decía: ¡Ay de mí, ay hijo mío! ¿para qué te hemos enviado a lejanas tierras, lumbrera de nuestros ojos, báculo de nuestra vejez, consuelo de nuestra vida, esperanza de nuestra posteridad?

5.Teniendo en ti solo juntas todas las cosas no debíamos alejarte de nosotros.

6.Tobías empero le decía: Calla, no te inquietes, que nuestro hijo lo pasa bien, es muy fiel el varón aquel con quien le enviamos.

7.Mas ella no admitía consuelo alguno y antes saliendo cada día fuera miraba hacia todas partes e iba recorriendo todos los caminos por donde se esperaba que podía volver a fin de verle venir, si fuese posible, de lejos.

8.Entre tanto, Ragüel decía a su yerno: Quédate aquí, que yo enviaré a tu padre noticias de tu salud.

9.Pero Tobías le respondió: Yo sé que mi padre y mi madre están ahora contando los días y que está su espíritu en continua tortura.

10.Y después de haber hecho Ragüel repetidas instancias a Tobías, no queriendo éste condescender de ningún modo a sus ruegos, le entregó su hija Sara, con la mitad de la hacienda en esclavos y esclavas, en ganados, en camellos, y en vacas, y una gran cantidad de dinero y lo dejó ir de su casa sano y gozoso,

11.Diciendo: El santo Ángel del Señor os guíe en vuestro viaje y os conduzca sanos y salvos, y halléis en próspero estado a vuestros padres y todas sus cosas, y puedan ver mis ojos antes que muera a vuestros hijos.

12.Dicho esto, abrazando los padres a su hija, la besaron y dejaron ir,

13.Amonestándola que honrase a sus suegros, amase al marido, cuidase de su familia, gobernase la casa y se portase en un todo de un modo irreprensible. 


CAPÍTULO XI-11
Tobías y Rafael se adelantan y son recibidos con sumo gozo por los padres de Tobías. Unge el hijo los ojos de su padre con la hiel del pez y recobra la vista. Dando todos las gracias a Dios, y llegada Sara, se celebra la boda por espacio de siete días.

 
1.Poniéndose pues en camino, llegaron en once días a Charn, la cual está en medio del camino que va a Nínive.

2.Aquí dijo el Ángel: Hermano mío Tobías, bien sabes en qué estado dejaste a tu padre.

3.Por lo mismo, si te parece, adelantémonos y vengan siguiendo detrás poco a poco los criados con tu esposa y los animales y ganados.

4.Determinando pues andar así, dijo Rafael a Tobías: Trae contigo la hiel del pez porque será necesaria. Tomó Tobías aquella hiel y se marcharon.

5.Iba Ana todos los días a sentarse cerca del camino, en la cima de una colina, desde donde podía mirar a larga distancia.

6.Observando pues una vez desde allí a ver si venía su hijo, lo vio de lejos y lo conoció inmediatamente, corriendo a darle la noticia a su esposo, diciendo: Mira que viene tu hijo.

7.Asimismo dijo Rafael a Tobías: Cuando entrares en tu casa adora en seguida al Señor Dios tuyo y después de haberle dado gracias, acércate a tu padre y bésale.

8.E inmediatamente unge sus ojos con esta hiel de pez, que traes contigo, porque has de saber que luego se le abrirán y verá tu padre la luz del cielo y se llenará de júbilo con tu vista.

9.En esto el perro que los había seguido en el viaje, echó a correr delante, y como si viniese a traer una buena nueva se alegraba y hacía fiestas meneando su cola.

10.Al instante Tobías, el padre, ciego como estaba, empezó a correr exponiéndose a caer a cada paso, mas dando la mano a un criado salió a recibir a su hijo,

11.Y abrazándole lo besó, haciendo lo mismo la madre y llorando ambos de gozo.

12.Y después de haber adorado a Dios y dándole gracias, se sentaron.

13.Entonces Tobías, tomando la hiel del pez, ungió los ojos de su padre,

14.El cual estuvo así esperando casi media hora, cuando hé aquí que empezó a desprenderse de sus ojos una nube, o piel blanca, semejante a la telilla de un huevo,

15.Y asiendo de ella Tobías se la sacó de los ojos y al instante recobró la vista.

16.Y glorificaron a Dios tanto él como su mujer y todos sus conocidos.

17.Y decía Tobías: Te bendigo, oh Señor Dios de Israel, porque tú me has castigado y tú me has curado, y yo veo ya a mi hijo Tobías.

18.Después de siete días* llegó también Sara, esposa de su hijo, con toda la familia, en buena salud, con los ganados y camellos, y una gran suma de dinero de su dote, además del dinero cobrado de Gabael.

19.Y contó Tobías a sus padres todos los beneficios que había recibido de Dios por medio de aquel varón que le había guiado.

20.Vinieron después Ahikar y Nadab, primos hermanos de Tobías, a alegrarse y congratularse con él por todos los favores de que Dios lo había colmado.

21.Y teniendo convites por espacio de siete días se regocijaron con la mayor alegría. 


CAPÍTULO XII-12
Discurriendo Tobías y su hijo en cómo recompensar a Rafael, les declara éste ser Ángel de Dios, y se eleva al cielo. Tobías y su hijo bendicen a Dios.

1.Entonces Tobías llamó aparte a su hijo y le dijo: ¿Qué podemos dar a este varón santo que te ha acompañado?

2.A lo que respondiendo Tobías, dijo a su padre: Padre mío ¿qué recompensa le daremos? ¿O cómo podremos corresponder dignamente a sus beneficios?
3.El me ha llevado y traído sano y salvo, él mismo en persona cobró el dinero de Gabael, él me ha proporcionado esposa ahuyentando de ella al demonio y llenando de consuelo a sus padres: asimismo me libró del pez que me iba a tragar, te ha hecho ver a ti la luz del cielo y hemos sido colmado por medio de él de toda suerte de bienes, ¿Qué podremos pues darle que sea proporcionado a tantos favores?
 
4.Mas yo te pido, padre mío, que le ruegues si por ventura se dignara tomar para sí la mitad de todo lo que hemos traído.

5.Con esto, padre e hijo lo llamaron aparte y empezaron a rogarle que se dignase aceptar la mitad de todo lo que habían traído.

6.Entonces les dijo él en secreto: Bendecid al Dios del cielo y glorificadle delante de todos los vivientes, porque ha hecho brillar en vosotros su misericordia.

7.Porque así como es bueno tener oculto el secreto confiado por el rey*, es cosa muy loable el publicar y celebrar las obras de Dios.

8.Buena es la oración acompañada del ayuno y el dar limosna, mucho mejor que tener guardados los tesoros de oro*:

9.Porque que la limosna libra de la muerte, es la que purga los pecados y alcanza la misericordia y la vida eterna;

10.Mas los que cometen el pecado y la iniquidad son enemigos de su propia alma.

11.Por tanto voy a manifestaros la verdad y no quiero encubriros más lo que ha estado oculto.

12.Cuando tú orabas con lágrimas y enterrabas los muertos y te levantabas de la mesa a medio comer, y escondías de día los cadáveres en tu casa y los enterrabas de noche, yo presentaba al Señor tus oraciones.

13.Y por lo mismo que eras acepto a Dios, fue necesario que la tentación o aflicción te probase*.

14.Y ahora el Señor me envió a curarte a ti y a libertar del demonio a Sara esposa de tu hijo.

15.Porque yo soy el Ángel Rafael, uno de los siete espíritus principales que asistimos delante del Señor*.

16.Al oír estas palabras se llenaron de turbación y temblando cayeron en tierra sobre su rostro.

17.Pero el Ángel les dijo: La paz se con vosotros, no temáis,

18.Pues que mientras he estado yo con vosotros, por voluntad o disposición de Dios he estado*, bendecidle pues y cantad sus alabanzas.

19.Parecía a la verdad que yo comía y bebía con vosotros, mas yo me sustento de un manjar invisible y de una bebida que no puede ser vista de los hombres.

20.Ya es tiempo de que me vuelva al que me envió, vosotros empero bendecid a Dios y anunciad todas sus maravillas.

21.Dicho esto desapareció de su vista y no pudieron ya verle más.

22.Entonces, postrados en tierra sobre su rostro por espacio de tres horas, estuvieron bendiciendo a Dios, y levantándose de allí publicaron todas sus maravillas. 


 
CAPÍTULO XIII-13
El viejo Tobías bendice al Señor y exhorta a todos a hacer lo mismo. En un cántico profético predice la restauración y felicidad venidera de Jerusalén.

 
 
 
1.Y abriendo su boca el viejo Tobías, bendijo al Señor, diciendo: Grande eres tú, oh Señor, desde la eternidad y tu reino dura por todos los siglos.
 
 
2.Porque tú hieres y das la salud, tú conduces al hombre hasta el sepulcro y lo resucitas, sin que nadie pueda sustraerse de tus manos.
 
3.Bendecid al Señor, oh hijos de Israel, y alabadle en presencia de las naciones,

4.Pues por eso os ha esparcido entre las gentes que no le conocen, para que vosotros publiquéis sus maravillas y les hagáis conocer que no hay otro Dios Todopoderoso fuera de él.

5.El nos ha castigado a causa de nuestras iniquidades y Él mismo nos salvará por su misericordia.

6.Considerad pues lo que ha hecho con nosotros y glorificadle con temor y temblor, y ensalzad con vuestras obras al Rey de los siglos.

7.Yo asimismo lo glorificaré en la tierra de mi cautiverio porque ha hecho ostentación de su poder y majestad sobre una nación pecadora*.

8.Convertíos pues, oh pecadores, y sed justos delante de Dios, y creed que usará con vosotros de su misericordia.

9.Entre tanto yo me regocijaré en Él, y Él será la alegría de mi alma.

10.Bendecid al Señor todos vosotros sus escogidos, tened días alegres y tributadles alabanzas.

11.Oh Jerusalén, ciudad de Dios, el Señor te ha castigado* por causa de tus malas obras.

12.Glorifica al Señor por los beneficios que te ha hecho y bendice al Dios de los siglos, para que reedifique en ti su Tabernáculo y te restituya todos los cautivos y te goces por los siglos de los siglos.

13.Brillarás con luz resplandeciente y serás adorada en todos los términos de la tierra.

14.Vendrán a ti las naciones lejanas y trayendo dones, adorarán en Ti al Señor y tendrán tu tierra por santa*,

15.Porque dentro de ti invocarán ellas el nombre grande del Señor.

16.Malditos serán los que te despreciaren y condenados todos los que te blasfemaren, y aquellos que te reedificaren serán benditos de Dios.

17.Tú te regocijarás en tus hijos porque todos serán benditos y se reunirán con el Señor en una misma fe.

18.Bienaventurados todos los que te aman y se regocijan por tu paz y felicidad.

19.Oh alma mía, bendice al Señor, porque el Señor Dios nuestro ha librado* a su ciudad de Jerusalén de todas sus tribulaciones.

20.Dichoso seré yo si algunas reliquias de mi descendencia lograren ver el esplendor y la gloria venidera de Jerusalén*.

21.De zafiros y de esmeraldas serán entonces labradas las puertas de Jerusalén y de piedras preciosas todo el circuito de sus muros.

22.Todas sus calles serán enlosadas de piedras blancas y relucientes, y en todos sus rincones se oirán cantar aleluyas.

23.Bendito sea el Señor que la ha ensalzado y reine en ella por los siglos de los siglos*. Amén.


  
CAPÍTULO XIV-14
Últimas encomiendas de Tobías a su hijo. Cumple éste las instrucciones de su padre y se va por fin a la casa de sus suegros, en donde muere de noventa y nueve años de edad..


 
1.Así acabó Tobías su cántico. Cuarenta y dos años vivió Tobías después de recobrada la vista y vio los hijos de sus nietos.
 
 
 
2.Cumplidos pues ciento y dos años fue sepultado honoríficamente en Nínive.
 
 
3.Porque de cincuenta y seis años perdió la vista y de sesenta la recobró.
 
4.Todo el resto de la vida la pasó con alegría y habiendo adelantado muchísimo en el temor de Dios, vino a descansar en paz.

5.A la hora de su muerte llamó a sí a su hijo Tobías y a los siete mancebos hijos de éste, nietos suyos y les dijo:

6.Presto sucederá la ruina de Nínive, pues la palabra del Señor no puede faltar y nuestros hermanos que están dispersos fuera de la tierra de Israel volverán a ella;

7.Y será repoblado todo aquel país desierto y reedificada de nuevo la Casa de Dios que fue allí entregada a las llamas*, y volverán allá todos los que temen a Dios.

8.Y las gentes o gentiles abandonarán sus ídolos y vendrán a Jerusalén para morar en ella;

9.Y allí se regocijarán todos los reyes de la tierra, adorando al Cristo rey de Israel.

10.Ahora bien, hijos míos, escuchad a vuestro padre, servid al Señor con sincero corazón y estudiad como hacer lo que le es agradable;

11.Y encomendad a vuestros hijos que hagan obras de justicia y den limosnas, que tengan presente a Dios y lo bendigan en todo tiempo con sincero corazón y con todo esfuerzo.

12.Ea pues, hijos míos, escuchad lo que os digo y no queráis permanecer aquí, sino que el día en que hubieréis enterrado a vuestra madre junto a mí en la misma sepultura, en este mismo día disponed vuestro viaje para salir de aquí.

13.Porque yo estoy viendo que los vicios y maldades conducen esta ciudad a su exterminio.

14.En efecto, Tobías, después de la muerte de su madre, se retiró de Nínive con su mujer y sus hijos y nietos, y se fue a vivir con sus suegros;

15.A los cuales halló sanos y salvos, en dichosa vejez, y cuidó de ellos y él mismo les cerró los ojos; y entró en toda la herencia de la casa de Ragüel y vio a los hijos de sus hijos hasta la quinta generación.

16.Finalmente cumplidos noventa y nueve años en el temor del Señor, lo sepultaron con gloria y alegría*.

17.Toda su parentela y todos sus descendientes perseveraron en el bien vivir y en el ejercicio de obras santas, de tal manera que fueron gratos así a Dios como a los hombres y a todos los moradores del país. 



 
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