
EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
En esta celebración del Sagrado Corazón de Jesús, hay que subrayar el amor de Dios hacia la humanidad, que se ha expresado en la entrega de Jesucristo. Cuando decimos “corazón” hablamos de ese centro de la persona en el que situamos el amor, la capacidad y la voluntad de amar. Cuando decimos “el Corazón de Jesús”, hablamos de Dios hecho hombre que vive esta capacidad y voluntad de amar como todos nosotros, pero de una manera plena. Sentimos a Dios muy cerca, como uno de nosotros, que nos ama totalmente y lo da todo.
Celebramos la humanidad de Dios. “Soy manso y humilde de corazón”. Jesús, para nosotros, es percibido así. Es Aquel en quien podemos reposar, en quien podemos confiar. Es el amigo íntimo que sabemos que nos ama incondicionalmente. Esta vivencia que tenemos de Jesús no puede quedar en un sentimiento que sólo sirviera de refugio cuando nos fallan otras cosas. El amor de Dios es nuestro “refugio”, ciertamente. Pero no lo podemos reducir a esto, puramente.
Debemos darnos cuenta de que es un amor que nos exige, nos compromete. Nos pide que amemos a su misma manera, gratuitamente, incondicionalmente. Nos pide que nuestra vida con los demás tenga la dimensión de entrega, de servicio.
La festividad al Sagrado Corazón de Jesús se realiza en fecha variable pues se lleva a cabo un viernes entre la última semana de mayo y la primera de julio, generalmente a mediados de Junio de acuerdo a las fechas de la cuaresma, exactamente una semana después del Jueves de Corpus.
En la década de 1980 y principios de 1990 el padre Fr. Felipe Chávez organizaba una gran fiesta y un baile popular en la calle Colón, para esto las calles Colón, Pípila y 2 de abril se vestían con adornos de papel y plástico color blanco y rojo; los vecinos organizaban kermesses para ayudar económicamente a la iglesia y la fiesta cerraba con un castillo de fuegos artificiales, el torito y fuegos pirotécnicos, sin embargo y tras la muerte del padre en 1992 esta tradición sólo duro algunos años más, actualmente sólo se organiza una verbena ya que se ha perdido el contacto, la cercanía y la fé ente los sacerdotes y los vecinos e la Iglesia, esta relación de fé con los vecinos fue ampliamente cultivada por Fr. Felipe Chávez desde su llegada a Uriangato.